A golpe de codazo
Soy un gran defensor del transporte público por varios motivos: 1) Odio los atascos 2) Odio conducir cuando hay atasco y 3) Me encanta conducir pero la gente que conduce mal me pone literalmente E-N-F-E-R-M-O.
Por lo tanto, no me queda otra que ir en bus a todos lados, habida cuenta de los gigantescos atascos que se forman en la carretera que me lleva down and up to my town. El caso es que me suele gustar ir solo en el autobús, es decir, que nadie se siente a mi lado. Me imagino que esto le pasa a todo el mundo, pero a veces es inevitable, y más cuando te montas a las 8 de la mañana en el autobús y está petado.
Total que, como todas las mañanas, he llegado yo, me he sentado en mi sitio, me he quedado rígido y me he dispuesto a dormir, mientras escuchaba el disco este de Jabalina de la Navidad. Sin embargo, una chica ha decidido que no debería seguir durmiendo, y por eso se ha decidido a sentarse a mi lado y hacerme la vida imposible. Veamos: a mí me parece muy bien que la gente se revuelva y se mueva haciendo grandes aspavientos en su sitio como si le estuviesen intentando meter un dildo gigante por el culo, pero sin molestarme. Ni corta ni perezosa, después de sentarse y quitarse el abrigo, ha comenzado un extraño baile de Sambito: saca el reproductor de MP3, lo toquetea; saca el móvil, llama a doscientas personas (tía, pero si ¡son las 8 de la mañana! ¿Tus amigos no duermen?); se pone a rebuscar nosequé en el bolso, no lo encuentra y así los 40 minutos de viaje. ¿Lo peor? Que la hija de puta no paraba de meterme codazos en el plexo solar. Casi me mata la muy guarra. A golpe de codazo.
[Mood: Pues un poco tal, que no he podido echarme siesta mañanera...]
[My iPod says: Astrud - Son los padres (¡pues a mí me gusta!)
2 comentarios:
Yo creo que le molabas a esa tía y no sabía qué hacer para llamar tu atención, de ahí su extraño comportamiento.
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