lunes, febrero 19, 2007

¡¡¡Atrapado!!!

Este fin de semana he hecho de todo menos descansar. Sobre todo porque el sábado fui a Ikea con Flars, Ann y Piscu, y allí estuvimos a punto de finiquitar nuesta amistad para siempre. Qué duro es comprar muebles para tu casa con los presupuestos de los demás, hay que ver. Al final no pude comprarme el sofá que yo quería (y mucho menos el que quería Ann) y nos llevamos a casa uno que tardaron en sacárnoslo siglos y encima solo nos sacaron la mitad. Claro, que a mí hay que verme quejarme y hacer de poli malo, así que conseguí que la tipa nos enviase gratis a casa lo que falta del colchón cuando lo tengan. Vaya morro que tienen estos suecos. El miércoles hay más bamboleo, esta vez con los dormitorios.

Sin embargo, la parte divertida de este fin de semana sucedió el domingo por la mañana. Me metí en la terraza de la cocina (en casa de mis padres) a por una escoba y unos trastos de limpieza, con tan mala suerte que un golpe de aire cerró la puerta sin querer y me quedé atrapado (solo se abre por fuera y el cierre es un poco raro). Estaba solo en casa, y me empecé a poner de los nervios, natural. Me sentía un poco como si estuviese en la cabina de teléfono de Chicho Ibáñez Serrador.

Desquiciadito, en lugar de salir por la ventana y pedir auxilio o de intentar comunicarme con la vecina, decidí hacer como de McGyver y desmontar la puerta. Visto que las bisagras eran indestructibles, me lancé a por el cristal. Quité todos los junquillos de la ventanita de abajo (la puerta es casi toda de cristal), arranqué la silicona como pude y me afané en sacar el cristal de su sitio sin cargármelo para poder abrir el pomo que se había quedado enganchado.

Sin embargo, el cristal de la puerta llevaba ahí 21 años, y digamos que no le salía de su centroeuropeo coño moverse, porque ese tiempo es casi una eternidad. Lo intenté de mil maneras hasta que partí el cristal por la mitad. En ese momento pude salir, y me sentí bastante liberado, pero en la puerta ha quedado un boquete que menos mal que la terraza tiene ventana, porque si no estaríamos congelados.

Cuando llegaron mis padres les entró la risa ante mi historia, y mi madre me confesó que más de una vez ha pensado que se iba a quedar ella encerrada, y que ahora tomarán medidas (como cambiar la cerradura, que solo se puede abrir por fuera). Vamos, que pasé un auténtico infierno con sudores fríos, taquicardias y ataques de asma al ver que no salía de allí ni de broma.
[Mood: Tengo que empezar a descansar más los findes]
[My ipod says: The Postal Service - Against all odds]

4 comentarios:

Tony Tornado dijo...

¿y no saliste ni siquiera un ratín a celebrar todas esas cosas buenas de la semana pasada?

Y yo, venga de esperarte...
snif.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Xabi dijo...

jajajaja... me parto, perdona. Pero es que hubiera pagado por verte en plan McGyver :-))
Como vivo solo, a veces me entran paranoias de ese estilo (lo de caerme en la ducha y desnucarme también es una pesadilla recurrente)

Anónimo dijo...

Ejem, La Cabina de Chicho Ibáñez Serrador??? No será la de Antonio Mercero? :P