Diario de viaje: (I)
He escrito un pequeño diario de viaje durante mi estancia en Lisboa. Os informo desde ya que hay bastante miga, pero que se va a ir descubriendo poco a poco. ¡Qué remedio! Vengo con bastante síndrome de Estoeselcolmo Estocolmo, y solo voy a adelantar una cosa: durante este viaje hay un flechazo mortal, de esos que te dejan noqueado. Regresé ayer, así que hoy estoy de un bajón considerable... Pero bueno, ya iréis descubriendo de qué va todo esto...
Diario de viaje: Lisboa - Quinta Feria
No sé cómo cuentan los días aquí. Todavía no me he enterado, tengo que preguntar. Ya he llegado a Lisboa, y la verdad es que el vuelo y todo eso bien. As usual.
La ciudad es un infierno de calles y laberintos. Lo peor es que al llegar al hotel, como era excesivamente pronto, me han dicho que las habitaciones no estaban listas. Así que he decidido salir a dar una vuelta, y aunque no me arrepiento, sí un poco, la verdad. Se han quedado con mi equipaje, pero al final me he llevado el ordenador a rastras y ha sido un puto infierno barroco. Creía que se me iba a dislocar el hombro, de tanto peso.
Luego el plano que me han dado era una mierda, y encima no tenía ni zorra de dónde ir. He callejeado hasta que he llegado al Barrio Alto, pero a las 11 de la mañana, pues tú me dirás. A esas horas la gente o está trabajando o más bien está viendo a la Ana Rosa portuguesa, esto es, Ana Rousa.
Finalmente, me he decidido a comprar una guía de Lisboa, más que nada para no dar vueltas sin sentido. Pues VAYA TELA hasta que he encontrado la Fnac, y eso que estaba DELANTE MÍO. Pero es que con tanta calle y tanta cuestecita, ni me había fijado. Encima, tal y como soy yo, me voy tropezando con todos los adoquines, como es normal.
Al final se me ha hecho la una, entre pitos y flautas, y sobre todo entre ofertas de hachís y coca, que digo yo que 1) qué fuerte que aquí te ofrezcan drogas en los sitios tan céntricos así como quien no quiere la cosa y 2) es definitivo: vaya cara de drogadicto que tengo.
Me he venido al hotel, y menuda habitación que tengo en el piso 19, en plan a tutiplén. Lo malo es que para tener Internet, tendría que haber traído el cable Ethernet desde casa, porque la Wi-fi solo es en el vestíbulo. Preguntaré luego si me pueden prestar uno, aunque igual por no pagar me bajo todo el rato al vestíbulo.
Ahora voy a comer, que ya me han traído el press kit y sobre todo, los regalos que me hace Moda Lisboa: un jabón de Oporto y una manta de diseño súper chula que va a quedar fetén en mi cuarto de mi casa nueva. He visto los horarios y OMG!, hay fiestas todas las noches, en las que disfrutar y beber hasta morir. Voy a terminar reventado.
PD: Pues los portugueses no son nada feos!!! Poco interactivos, pero bastante guapetes, en plan morenazos con bien de pelo por toda la tela. Me da vergüenza hablar en español, pero como el portugués tendría que inventármelo y cuando hablo en inglés, finalmente terminamos chapurreando lusoñol, pues nada.
Diario de viaje: Lisboa - Quinta Feria
No sé cómo cuentan los días aquí. Todavía no me he enterado, tengo que preguntar. Ya he llegado a Lisboa, y la verdad es que el vuelo y todo eso bien. As usual.
La ciudad es un infierno de calles y laberintos. Lo peor es que al llegar al hotel, como era excesivamente pronto, me han dicho que las habitaciones no estaban listas. Así que he decidido salir a dar una vuelta, y aunque no me arrepiento, sí un poco, la verdad. Se han quedado con mi equipaje, pero al final me he llevado el ordenador a rastras y ha sido un puto infierno barroco. Creía que se me iba a dislocar el hombro, de tanto peso.
Luego el plano que me han dado era una mierda, y encima no tenía ni zorra de dónde ir. He callejeado hasta que he llegado al Barrio Alto, pero a las 11 de la mañana, pues tú me dirás. A esas horas la gente o está trabajando o más bien está viendo a la Ana Rosa portuguesa, esto es, Ana Rousa.
Finalmente, me he decidido a comprar una guía de Lisboa, más que nada para no dar vueltas sin sentido. Pues VAYA TELA hasta que he encontrado la Fnac, y eso que estaba DELANTE MÍO. Pero es que con tanta calle y tanta cuestecita, ni me había fijado. Encima, tal y como soy yo, me voy tropezando con todos los adoquines, como es normal.
Al final se me ha hecho la una, entre pitos y flautas, y sobre todo entre ofertas de hachís y coca, que digo yo que 1) qué fuerte que aquí te ofrezcan drogas en los sitios tan céntricos así como quien no quiere la cosa y 2) es definitivo: vaya cara de drogadicto que tengo.
Me he venido al hotel, y menuda habitación que tengo en el piso 19, en plan a tutiplén. Lo malo es que para tener Internet, tendría que haber traído el cable Ethernet desde casa, porque la Wi-fi solo es en el vestíbulo. Preguntaré luego si me pueden prestar uno, aunque igual por no pagar me bajo todo el rato al vestíbulo.
Ahora voy a comer, que ya me han traído el press kit y sobre todo, los regalos que me hace Moda Lisboa: un jabón de Oporto y una manta de diseño súper chula que va a quedar fetén en mi cuarto de mi casa nueva. He visto los horarios y OMG!, hay fiestas todas las noches, en las que disfrutar y beber hasta morir. Voy a terminar reventado.
PD: Pues los portugueses no son nada feos!!! Poco interactivos, pero bastante guapetes, en plan morenazos con bien de pelo por toda la tela. Me da vergüenza hablar en español, pero como el portugués tendría que inventármelo y cuando hablo en inglés, finalmente terminamos chapurreando lusoñol, pues nada.
4 comentarios:
Más! Más! Más!
No son nada feos, claro que no, pero los que lo son, lo son y mucho.
Esto pinta muy bien! ^_^
Qué envidia, y sigo sin saber qué es el Portas Largas. Voy ahora mismo a buscarlo na Wikipedia!
Pues, tal y como lo pintas, habra que planear una visita a Lisboa-Portugal.
Un infierno de callejuelas? Pero si ese es el encanto de Lsiboa.
Publicar un comentario