Dulce Navidad

Vaya tela las Navidades, que creo que he engordado unos diez kilos en dos días. Todo empezó el viernes, cuando mi jefe me dejó salir un poco antes del trabajo. Me fui corriendo a casa y me metí unos 12 kilos de macarrones que estuvieron a punto de perforarme el estómago malamente. Y desde allí, a beber cervezas non-stop con un japonés majérrimo que he conocido. El sábado transcurrió entre una pequeña resaca y las llamadas de Ann O'nadada, a punto de morir porque tiene cosidas las encías, tras una bonita operación de extracción de muelas del juicio que, por lo visto, eran deformes.

Ya por la noche nos fuimos él y yo a tomar unas cervezas y a comentar de todo un poco, sobre todo de nuestra futura independencia, que igual se retrasa una poca, cosa que a mí me viene fenomenal para ahorrar sin parar y así poder hacer frente a posibles contingencias. Después, yo me fui a hacer unas gestiones (nótese el eufemismo) y el se marchó a su casa a ver una película muy mala.

El domingo fue un poco desfás. La Nochebuena y la Navidad la celebrábamos en casa con tíos y abuelos, así que tuvimos que ponernos manos a la obra inmediatemente, para tener todo listo. A mí la Navidad me parece el toque de caspa necesario para poner punto y final al año, así que me parecen unas fiestas asombrosas y me gustan una poca. No por lo que como, que es mucho, pero sí porque al final las cenas y comidas terminan un poco como el Rosario de la Aurora y está fenomenal, la verdad. En mi casa hace muchos años que se prohibió hablar de política, pero todos los años seguía saliendo el tema constantemente. Yo esta vez tuve que morderme la lengua porque soy el más joven "con derecho a opinar" y siempre me caen leches por todos lados. Es lo que tiene venir de una familia un poco derechista, que al final terminan poniéndote de vuelta y media, y la bronca siempre te cae a ti porque eres el pequeño. Total, que me callé y tan agusto.

Después del cava, yo me puse una copa y después otra, lo que sumado al vino de la cena me produjo un estado de gracia natural bastante entretenida. Al final terminé aborreciendo a todo el mundo y deseando que se marchasen para poder largarme a la cama, que es lo que me pasa siempre en las reuniones familiares en las que me empedo.

El día de Navidad fue más o menos igual solo que por la mañana, y con el inconveniente de que ayer por la tarde me encontraba tirado en el sofá sin posibilidad alguna de menearme hacia ningún lado. Estaba, ciertamente, a punto de reventar.

Pero no hay nada que un sueño reparador no mejore, así que hoy me he levantado para venir a trabajar. "Qué coñazo, si media España está de vacaciones", pensaréis. Pues sí, que coñazo. Pero contando con que sólo estamos en la oficina mi jefa y yo TODA esta semana, me parece que no va a ser tan duro venir a trabajar. Os recuerdo que mi jefa es amiga mía, así que en realidad nos lo estamos pasando de miedo.

Y eso que sólo llevamos 49 minutos aquí.

[Mood: la la la...]
[My iPod says: Peter, Bjorn and John - Young folks]