Penetrando a mi vecino

Estamos entrando con súper buen pie a la comunidad de vecinos en la que nos alojaremos de ahora en adelante. Yo creo que están encantados con nosotros, tan encantados que incluso nos harían felaciones uno a uno si nos pusiéramos en fila. Probablemente salgamos de aquí escaldados porque no estamos teniendo nada de buena suerte.

Lo primero es que el portero está un poco ya hasta la polla de nosotros, porque le llamamos cada vez que tiene que ir el del teléfono (4 veces en total hasta que nos han dado línea, todo de las subcontratas) y encima el del teléfono no se ha presentado en una ocasión. Nos ha dado tres veces plantón a nosotros directamente y una al portero. Qué tío, no sé, será que a Timofónica de Espanlla le sobran los clientes o algo. Asco de monopolios, de verdá.

Por si fuera poco, el día que nos subieron los muebles, los rumanols búlgaros eslavos que vinieron se cargaron uno de los plafones del portal, y encima no nos dijeron nada. Así que un día pilló el portero a Ann en la escalera y le dijo cuatro cositas. En plan bien, pero como ni nos habíamos enterado, nos quedamos con una cara de lelos que te cagas. Por suerte, en Ikea dicen que nos lo arreglan, pero no sé yo.

Piscu vino el otro día y la verdad es que no paramos de gritar. Ahora se nos ha puesto en nuestro santo coño centroeuropeo hablar como Carmina Ordóñez y gritar como ella. No parecemos casi homosexuales. Eso por no hablar de nuestros ya recurrentes “estoy hasta el coño”, “no me sale de mi centroeuropeo coño” y “loca del coño”. No es que tengamos un plumón exacerbado ninguno (¡y si lo tuviéramos qué además!) pero cuando nos juntamos, a nosotros hay que vernos.

Pero lo mejor ha sido nuestra carta de presentación ante nuestros vecinos directos, a los que hemos penetrado al cuarto día. Talcomolostáisoyendo. Resulta que Flat se puso a hacer unos taladros para colgar unos percheros el otro día y la broca, que no era larga –todo hay que decirlo– traspasó la pared. Y no solo una, lo ha hecho hasta en siete ocasiones. No se puede decir que les haya sentado muy bien, como es natural les ha parecido regular, pero al menos no nos hemos cargado un marco barroco de oro bruñido que tenían a escasos dos centímetros de uno de los taladros. Así que encima, la reacción generalizada por nuestra parte fue de “pues menos mal que solo hemos traspasado la pared, ¿no?”

Ya solo falta que hagamos nuestra primera fiesta de inauguración (porque van a ir por fases) y a los dos minutos nos encontremos a los GEOS, la policía, los bomberos y el SAMUR Social en la puerta. Me lo estoy viendo venir.

[Mood: Ya hay que pagar el alquiler de marzo. ¡Ay Dios!]
[My iPod says: La Buena Vida - S.O.S.]