¡¡¡Al ladrón, al ladrón!!!
Muchos días me levanto con el pie izquierdo, y hoy se puede hacer poco por arreglarlo. Ayer, después de ponernos cerdos a cosas ricas que hicimos con la Thermomix Pepi (flan de huevo, mahonesa, bizcocho, arroz...) nos quedamos todos viendo el capítulo ese infernal de Hormigas Blancas. Hay que ver qué raro soy, que yo no soy en absoluto de programas de corazón, pero Anita Obregón me tenía enganchadísimo. Claro, que viva por ellos el minuto de oro que marcarían con Los Serrano a nuestra costa, porque dijeron que empezaba a las 23.45 pero en realidad allí no salió ni una imagen hasta las 0.30. En fin, que me encantan los delirios de grandeza de esta señora, con ese "porque sin mí, ni Alessadro Lecquio existiría, ni Mar Flores existiría, ni Cayetano tampoco". Claro cariño, es que tú eres más importante que la Casa de Alba. Y que Dios. Incluso más allá... de las costas.
Total, que qué tarde se nos hizo. Vaya tela, eran las tantas. Y nada, me fui a la cama en cuanto acabó. Sin embargo lo malo ha venido esta mañana, cuando me he dado cuenta de que me había quedado completamente sobado y que ya iba una hora tarde. Así que una ducha rápida, vestimenta, y al cole lo antes posible.
Sin embargo, en el metro, he estado a punto de golpear a una señora, pero en los morros y con el puño. Lo que pasa es que me parecía un poco maleducado, pero la tipa se lo merecía entre un 99,9% y un 99,9 periódico %. Resulta que a una de ellas la habían robado o la habían intentado robar hacía cuatro minutos, no sé, no me he enterado porque iba con la música y medio sopa. Y estaban ahí rajando, soltando algunas verdades y algunas barbaridades. ¿Cuándo aprenderá la gente que no tiene nada que ver la vestimenta con si se es un ladrón o no? ¿No iba Mario Conde impecablemente (más o menos, entiéndase) vestido? Pues bien que se llevó las panojas... Total, que llega mi parada, y me dispongo a salir. Toco a la señora en el brazo, pido perdón y ella sigue ahí plantada, delante de la puerta con todo su coño centroeuropeo, sin ningún tipo de interés por moverse o dejarme pasar. Como si no fuera con ella.
Repito la operación aplicando un poco más de presión en el hombro, pero ella pasa de moverse. Sigue hablando con la otra como si ni me oyera, y al final hace un amago de moverse dejando el espacio justo para que pase cualquier persona. Cualquier persona que pese menos de 10 kilos, claro. Total, que visto lo visto, me pongo bruto, y la empujo un poco para salir. Mala suerte: mi cable de los auriculares se engancha en su bolso y me lo llevo conmigo. La señora empieza a decir en alto ¡mi bolso, mi bolso! como si yo pretendiese robárselo. Y ya claro, he tenido que pedirle que parase de tirar del bolso, porque ha estado a punto de arrancarme los auriculares. Nos hemos desenganchado y lo peor es que hasta he tenido que pedir perdón. Todo porque no e ha salido del coño moverse cinco centímetros a la derecha.
Vaya hija de puta internacional.
Total, que qué tarde se nos hizo. Vaya tela, eran las tantas. Y nada, me fui a la cama en cuanto acabó. Sin embargo lo malo ha venido esta mañana, cuando me he dado cuenta de que me había quedado completamente sobado y que ya iba una hora tarde. Así que una ducha rápida, vestimenta, y al cole lo antes posible.
Sin embargo, en el metro, he estado a punto de golpear a una señora, pero en los morros y con el puño. Lo que pasa es que me parecía un poco maleducado, pero la tipa se lo merecía entre un 99,9% y un 99,9 periódico %. Resulta que a una de ellas la habían robado o la habían intentado robar hacía cuatro minutos, no sé, no me he enterado porque iba con la música y medio sopa. Y estaban ahí rajando, soltando algunas verdades y algunas barbaridades. ¿Cuándo aprenderá la gente que no tiene nada que ver la vestimenta con si se es un ladrón o no? ¿No iba Mario Conde impecablemente (más o menos, entiéndase) vestido? Pues bien que se llevó las panojas... Total, que llega mi parada, y me dispongo a salir. Toco a la señora en el brazo, pido perdón y ella sigue ahí plantada, delante de la puerta con todo su coño centroeuropeo, sin ningún tipo de interés por moverse o dejarme pasar. Como si no fuera con ella.
Repito la operación aplicando un poco más de presión en el hombro, pero ella pasa de moverse. Sigue hablando con la otra como si ni me oyera, y al final hace un amago de moverse dejando el espacio justo para que pase cualquier persona. Cualquier persona que pese menos de 10 kilos, claro. Total, que visto lo visto, me pongo bruto, y la empujo un poco para salir. Mala suerte: mi cable de los auriculares se engancha en su bolso y me lo llevo conmigo. La señora empieza a decir en alto ¡mi bolso, mi bolso! como si yo pretendiese robárselo. Y ya claro, he tenido que pedirle que parase de tirar del bolso, porque ha estado a punto de arrancarme los auriculares. Nos hemos desenganchado y lo peor es que hasta he tenido que pedir perdón. Todo porque no e ha salido del coño moverse cinco centímetros a la derecha.
Vaya hija de puta internacional.
[Mood: Muy enfadado, la verdad...]
[My iPod says: Freak Show - Mcnamara]
6 comentarios:
ODIO A LAS SEÑORAS. ODIO SUS BARBARIDADES. ODIO A LOS ABUELOS Q SE CUELAN EN EL METRO, EN EL MEDICO, EN LA COLA DEL SUPER... ODIO QUE EXIGAN RESPETO SIN NADA A CAMBIO.
ME ENFADAN Y ME AMOHINO.
Qué fuerte O_o
No he podido evitar recordar un divertido episodio que me relató mi tío sobre sus vivencias en el metro de Madrid.
Un día que iba en el metro hacia Méndez Álvaro para volver al pueblo en el autobús, estaba sentado y escuchaba cómo dos mujeres de alta alcurnia y alto índice de crema hidratante en vena comentaban lo indignadas que estaban por la mala educación de la juventud (mi tío y demás jovenzuelos desperdigados por el vagón). ¡Qué falta de educación! ¡Qué falta de educación! Blablablabla... a lo que mi tío respondió, haciendo gala de todo su gracejo marica, levantándose de su asiento...
¡Señora, aquí no falta educación, lo que falta son ASIENTOS!
PS1: Contado por él tiene más gracia
PS2: No tengo ganas ningunas de actualizar
Perdona, nene, pero es que contado por ti no puedo por menos que partirme mi centroeuropeo culo...
Pobre ancianita...
Sobre todo esas que cuando ven un asiento libre se tiran en plancha y arrollan a cualquiera.
EM encanta la referencia a Macnamara.
El otro día casi tiraron a un señor mayor con muletas por las ansías de las dos marujas cansadas de tocarse el c... de sentarse en un asiento libre
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