miércoles, abril 25, 2007

Auriculeando

Qué desgracia. Ayer murieron mis auriculares del iPod. Lo cierto es que pensé que les iba a echar poco de menos, pero al final -después de un año y pico- me ha dado lástima jubilarlos. Me ha dado incluso pena, me atrevería a decir. Es indudable que, antes o después, esto iba a pasar, sobre todo con el trote que yo les daba, todo el día poniendo y quitando y metiendo en el bolsillo, todo esto tratándolos fatal. Pues nada, al final ayer por la mañana carraspearon y chisporrotearon un poco y cuando volvía a casa, uno dejó de funcionar para siempre. Y claro, no está uno como para quedarse sordo sólo de un oído, que está muy feo.

Así que, ni corto ni perezoso, me fui a comprarme unos auriculares a los que había echado un ojo bastante tiempo atrás. Unos Sennheiser CX 300 de esos maravillosos canceladores de sonido exterior, que es lo que a mí me hace falta, no tener que escuchar conversaciones tontas (sin querer) cuando voy en el metro. Muchos pensarán que es una barbaridad gastarse un dineral en unos auriculares, pero lo cierto es que no me he dejado el panojal que cuesta un iPod para ahora comprarme unos auriculares de 5€, porque no. También vendrá otro a decirme que el iPod suena mal, que es mal y que la impedancia multiplicada por la respuesta de bajos del aparatito de Apple es una mierda así que se escucha fatal, pero me da lo mismo. Doscientas mil veces he contestado que, cuando alguien me demuestre que cualquier otro reproductor sincroniza igual de bien que el iPod con el mac, me lo compraré inmediatamente. Es entonces cuando me llaman snob por haber elegido un sistema operativo que utiliza el blablabla de la población. Pues vale majo, te importará a ti en qué coño me gasto yo el sueldo que gano con el sudor de mi frente. No te jode.

Total, que al final me compré ese modelo. Ahora miro con pena mi iPod, que ya no disfruta de unos auriculares blancos a juego con su color impoluto. Ahora los nuevos son negros y, como ya me había avisado dwalks, queda bastante mal. Queda incluso obsceno y pornográfico. Y es una pena oye, porque no les he puesto cualquier mierda de auriculares: le he puesto unos cojonudos y de marca. Y aunque los había blancos, pues sinceramente, me niego a pagar DIEZ EURACOS MÁS por una operación que puedo realizar yo en casa comprando un poco de típex en los chinos.

Sin embargo, y a diferencia de dwalks, yo no voy a recular. Lo siento pero no, y esta mañana me he convencido de ello. ¿Que por qué? Porque no os podéis ni imaginar lo exageradamente bien que suenan los nuevos. Le dan mil doscientas vueltas a los originales. Así se queda.
[Mood: ¿Habré hecho bien, habré hecho mal? He hecho fenomenal, y ¡a callar!]
[My iPod with black earphones says: PoP! Goes my heart]

martes, abril 24, 2007

Síndrome de Diógenes

Es un poco fuerte el Síndrome de Diógenes que estamos empezando a desarrollar en nuestra casa. Todo empezó de una forma un tanto singular: mi hermana me prestó un arcón que yo pensé que, en un primer momento cuando no hubiese casi muebles en la casa, podría servirnos de algo. El arcón tenía su punto porque está restaurado y es antiguo, pero lo cierto es que queda feo con tanto mueble moderno. La única estancia donde podría quedar bien es en la habitación de lesbiana de Ann O'nadada, y más si encima pusiese unas cuantas decoraciones palacahuinas de esas que tanto le gustan, un florero con una mata de algodón -algo que lo creáis o no, YA POSEE- y un par de quemadores de incienso que le den bien de aroma a la habitación. Inexplicablemente, el arcón no le gusta y además no le cabe, así que ha quedado relegado a un rincón "hasta que haya un día de recogida de muebles". Indudablemente, los días de recogida de muebles son un par al mes, pero nosotros todavía no hemos visto ni uno solo. De todos modos, necesito que estos me ayuden a bajarlo, porque pesa un quintal y yo solo no puedo ni de broma.

Ese es el primer ítem que está pasando en nuestra casa un tiempo más largo de lo pactado. El segundo ítem es una televisión que, de repente, apareció en mi cuarto el día que volví de Barcelona. He preguntado qué hace ahí y todavía no he recibido ninguna respuesta clara: "si es que la encontramos un día y nos la trajimos por si funcionaba, pero no, no funciona". "Ya... ¿y qué hace en mi cuarto?". "Pues... la verdad es que... resulta que...". Total, que la tele lleva ahí ya casi un mes y nadie se digna a bajarla. Yo porque me niego (no fui yo quien la subí) y ellos porque como no les molesta... El otro día les puse un ultimátum que no cumplí en plan "si la tele no está abajo hoy, la saco a una zona común" y como no lo he cumplido, me siguen tomando por el pito del sereno. Hoy mismo la saco, hombre ya.

El DVD es otra de las cosas que están en nuestra casa y -en realidad- no sabemos qué hacen ahí. Claro que necesitamos un DVD, pues claro que lo necesitamos, el vídeo no, el DVD. Pero resulta que un buen día se rompió la bandeja de carga y ya no ha vuelto a funcionar. Hemos intentado por todos los medios que vuelva a su ser, pero parece que nada, que no quiere volver a funcionar nunca mais. Sin embargo, y pese a que también hace como un mes que se estropeó, ahí sigue.

¿Moriremos sepultados por nuestra propia basura como los viejos de los programas de la tele? La respuesta en unos meses.
[Mood: Pues sigo un poco salido, porque como hace mogollón que no mojo el churro y encima estoy pachuchín con la alergia...]
[My iPod says: Lo nuevo de Rufus Wainwright que me tiene E-N-A-M-O-R-A-D-I-T-O]

viernes, abril 20, 2007

Finde agriado

Hoy es el segundo día que se rompe el Metro esta semana, con un torno. He llegado a la estación, he mirado la pantallita de leds y de repente veo "Circulación normal en líneas 2 y 4". Suspiro tranquilo, pico el billete y pa' dentro. Pero claro, no todo es tan bonito como lo pintan. Resulta que llego al andén y hay cientos de personas. Empiezo a mosquearme. Y de repente por megafonía, lo de siempre: que por causas ajenas al servicio de Metro, el tema iba a estar retrasado entre 10 y 15 minutos. Evidentemente, yo me he cabreado porque esto ya es un cachondeo que te cagas.

Me he vuelto ir a cagarme en todos los santos y en todos los ancestros de todos los trabajadores de Metro. Esta vez sí me han devuelto el dinero, y aquí ya van a correr hojas de reclamaciones como castillos. Porque es muy fuerte que te tengan cuarto de hora rellenando tus datos ahí para que no las pongas y me pone de muy mala hostia.

El señor de hoy ha sido bastante más desagradable en plan "ya, pero yo no tengo la culpa". Y yo he respondido con mi típico "ya, pero es que a mí en mi trabajo, cuando las cosas no salen bien me cae una bronca peor. Sea mi culpa o no, así que te jodes". Ya está bien, hombre, que ese victimismo que se les pone es de lo peor.

Total, que me he tenido que salir a la calle a coger un taxi porque llevo toda la semana llegando tardísimo y me iban a llamar la atención. Así que nada, mi primera vez en taxi al trabajo, que he tardado cinco minutos. Es que si cojo el autobús, los 20 minutos no me los quita nadie.

Todo esto me ha terminado agriando el fin de semana, que la verdad es que ha ido muy bien llena de presentaciones y de cosas. Ayer salí a las dos de la tarde de la oficina y ya ni volví. Todo de ir por ahí a comer fingerfood. Eso sí, que se nos vaya olvidando ya lo de las grandes marcas. En sitios pequeños nos pusieron unas cosas deliciosas (me vienen a la cabeza, por ejemplo, fresas que comí en un sitio y champán que tomé en otro) y en los sitios grandes (véase Dior) nos dieron unos canapés encima de patatas fritas de bolsa. Hay que ver qué cutres son algunos... Luego están las presentaciones de buffet que molan mil porque te pones ciego y mucho después las súperpresentaciones, donde te ponen lo que quieras de beber y comer, como la que tuvimos a última hora de la tarde.

En las presentaciones hay varios tipos de personas;
- Periodistas: como yo, que vamos en parte por trabajo y en parte por placer. Eso sí, os aseguro que ir a una es fantástica, pero ir a cinco en una tarde es un horror y agota hasta al más pintado. Suelen ir e interesarse por lo que hay, además de hablar mucho con la gente de prensa de las marcas y hacerles mucho la bola (ninguno somos publicistas, pero sin publicidad no se come, majos).

- Estilistas: suelen llevar un total look que lo primero que piensas es algo como "imagino que contigo mismo no trabajarás porque te lo tienes prohibido o algo así, porque si no, no lo entiendo". Los hay de tres tipos: hinchados de músculo, hinchados de barriga (que suelen ser flaquigordos) o rollo flaco lánguido que parece que se van a caer. Se ríen muy estrepitosamente, y son bastante excesivos.

- Gochos gorrones: a estos se les reconoce a primera vista. Sabemos que en Internet debe haber algún foro en el que se anuncian este tipo de cosas, fiestas y eventos y la gente acude sin haber sido invitada. Normalmente no paran de beber y comer y pasan total de cualquier cosa que tenga que ver con el motivo de la presentación. Muchos son amigos de gente que sí ha sido invitada, y sobre todo hay mucha gente sin oficio ni beneficio que vive exclusivamente de comer y beber gratis a base de este tipo de cosas. De lo contrario, estarían en la mendicidad. También incluimos en esta categoría a famosillos de medio pelo. Estás ante uno de estos cuando, en un buffet libre, observas cómo se levanta a por el cuarto plato de comida y se trae, además, dos de postres. O cuando, en una presentación que empieza a las 18, ves cómo esta persona tiene intención de quedarse hasta que acabe a las 23.

Ah, qué bonito el mundo del presentaderío.

Por cierto, a ver si venís, ¡¡¡que me haría mucha ilusión!!!

[Mood: ¿¿¿Qué me deparará el futuro hoy???]
[My iPod says: Mi sesión de hoy...¡ jejejeje!]

jueves, abril 19, 2007

Why can't we be friends?

Hay veces que la gente vuelve a tus recuerdos así, como por arte de magia. No sé si tendría que ver con los sueños o no porque, aunque sé que sueño todas las noches, tengo el sueño tan pesado que ni me acuerdo. Verme dormir es lo más, porque caigo en un estado comatoso que mucha gente se piensa que he muerto. A mí no me despierta ni una bomba nuclear caída en el cabecero de mi cama, sólo me despierta el móvil cuando suena la alarma. Soy inmune a cualquier otro tipo de ruido, ya sean coches, gritos, ladridos o lloros. Duermo como un tronco. Hay dos cosas -eso sí- que me impiden dormir: el calor y los nervios.

Esto viene porque llevo toda la mañana acordándome de una amiga mía a la que hace mucho tiempo que no llamo. Bueno, en realidad llevo meses acordándome de ella, pero estas últimas semanas no me la puedo quitar de la cabeza. Es como una luz tintineante. Llama. Llama. Llama.

Esta chica fue una de mis mejores amigas. Yo creo que con ella pasé algunos de los mejores años de mi vida. Sin embargo, las cosas se tuercen, los caminos se separan, y de repente te das cuenta de que hace meses que no te ves, incluso años. En ese punto, recuperar relaciones da una mezcla de temor e inquietud, así que dejas el tiempo pasar, en parte porque te da miedo que la otra persona ya no quiera volver a saber nada más de ti, cosa lógica por otra parte.

Así que ahí estoy, en una disyuntiva. No sé si llamar, algo que me parece un poquito agresivo de momento. No sé si enviar un mail o un mensaje, ya que si no responde, pasaré largo tiempo torturándome en plan "¿Lo habrá recibido? ¿Habrá cambiado de número o de cuenta de correo?". O no sé si dejarlo estar así, convenciéndome de que si las relaciones se pierden es porque ha de ser así y no podemos hacer nada contra el destino.

Qué filosófico me he puesto, ¿no?
[Mood: Joder, me acaba de mandar unas fotos un artista suizo que está para darle... CON UN TORNO!!!]
[My iPod says: Iván Ferreiro - La distorsión]

miércoles, abril 18, 2007

Mi barba tiene tres pelos

Hoy me he levantado de muy buen humor. Imagino que será porque me he afeitado, y a mí afeitarme me gusta mucho. Reconozco que lo odio, que me da pereza y que me quiero morir, pero me encanta tocarme la cara y que esté suavecita. Es un placer. Por suerte, puedo pasarme casi cinco días sin que nadie note que llevo sin afeitarme esos cinco días. Es increíble cómo NO me crece la barba ni aunque me lo proponga... ¡¡¡con lo que me gustaría a mí poder llevar barba de tres días!!! Ahora, si paso nueve días sin afeitarme (como ha sido el caso hasta hoy) parece que llevo sólo dos, porque aunque por la parte del cuello tengo bastante pelo, por las mejillas no. Además es pelo de barba de adolescente, de ese que pincha pero no rasca. De verdad, que a mi edad siga pareciendo un púber...

El caso es que he llegado al metro fresquito y afeitadito, me he comprado mi billete (lo de no llevar ya abono me exaspera) y he entrado a la estación. Niauniauniauniau. Mientras las pantallas de leds seguían anunciando que se abrían más y más líneas sin parar y que los del norte no van a tener que pagar recargo en el Metronorte -muy fuerte esto, y para ir a la T4 van a cobrar creo que casi 3€, yo no entiendo nada-, el vagón estaba ahí, bien paradito, con todo su coño centroeuropeo, y el andén hasta los topes.

He esperado cinco minutos, y viendo que aquello no se movía ni para ningún lado, he salido fuera a hacerme un IKEA*. Antes me la sudaba, pero ahora pago cada viaje religiosamente, así que creo que tienen la obligación de darme un servicio más decente que nunca. Le he pedido a la de la taquilla que me devolviesen las panojas, porque acababa de pagar por un servicio del que no iba a disfrutar y me salía a buscar un autobús. La tipa me ha dicho (la verdad es que con la bronca que he montado, deberían subirle el sueldo) que si no pasaba más de quince minutos con retrasos desde que había entrado nada, así que al final me ha endosado una hoja de reclamaciones y yo me he quedado con cara de bobo. Tengo 15 líneas para expresar todo lo que me están agraviando estos últimos meses, así que me quiero pensar muy mucho lo que voy a poner, que quiero expresarlo todo muy bien.

Me he subido en el 53 para llegar a mi trabajo, y al final lo he conseguido. Resulta que en Cibeles se han subido dos monjas mayores, la verdad es que con cara de buenas personas, no puedo negarlo. Yo, sabiendo que el autobús iba más o menos repletito, me he levantado inmediatamente porque tengo como una especie de resorte de la educación, y le he cedido mi asiento a una de ellas. Total, me bajaba en cinco minutos...

Y al final, cuando llegábamos al fin del recorrido, la otra monja me ha tocado en el brazo y me ha dicho: "Joven, muchísimas gracias por el detalle que has tenido, has sido muy amable. Que Dios te lo pague". Yo en realidad tenía ganas de contarle que soy marica y que probablemente, si pudiera, Rouco Varela me quemaría en público como a las brujas en la Edad Media, amén de soltarle una por una todas las vejaciones que la Iglesia se ha permitido para conmigo en los últimos meses... Pero al final me he acordado de algunas de las cosas que he escuchado de mis catequistas, he decidido que quería que mi día siguiese siendo un buen día y he mostrado una amplísima sonrisa al tiempo que he dicho "ha sido un placer".

Tengo que afeitarme más a menudo.
[Mood: Alegre, pero rompiéndome la cabeza con el trabajo]
[My iPod says: Astrud - Son los padres]

lunes, abril 16, 2007

Love today!

Este fin de semana ha sido todo un poco del desfás, la verdad, porque hacía mucho que no bebía tanto ni me ponía tan borracho. De hecho, incomprensiblemente, se me ha pinzado un nervio en la espalda o me ha dado un tirón o qué sé yo, pero lo cierto es que me duele de lo lindo y me cuesta hasta caminar. Yo no estoy hecho para trabajar, en realidad, así que a ver si se me ocurre una idea cojonuda de visionario y me hago asquerosamente rico.

El viernes estuve en el concierto de la banda del novio de una compañera de trabajo. No estuvo mal, tampoco es que fuese lo más, pero los chicos tocan bien... que ya es mucho pedir en estos tiempos de mamarrachas con Casiotones. También había ido mi jefa, así que nada, allí estuvimos en el Nasti bailoteando. Después nos zampamos dos pizzas con un torno, y nos largamos al Ochoymedio, que estuvo fenomenal... y además estuve hablando con Olmo y con Eurocero, que ya tenía ganas.

Llegué a casa tardérrimo y borrachérrimo, pero hay que ver qué gusto da poder cogerse un búho y llegar a casa en nada de tiempo. Yo estoy encantado. El sábado vinieron Piscu y S., el novio de Flat, a comer a casa, así que nos zampamos la lasaña que la señora de la Thermomix nos había preparado en la demostración, que estaba buenísima. Bueno, Piscu en realidad comió una ensalada y unas cosas porque está a dieta estricta. Luego me eché una siestecita en su barriga -a modo de despedida-, mientras veíamos unos telefilms buenísimos de Antena 3.

Corre que te corre me fui al concierto de Mika, que yo era uno de los pocos privilegiados a quienes se había acreditado como prensa. Digo uno de los pocos privilegiados de entre mis amigos, porque como Universal obligó a Sinnamon a hacerlo en esa sala de mierrrda; rechazaron un montón de acreditaciones. El concierto estuvo muy bien, aunque para eso os emplazo a Jenesaispop.com, donde colgaré una crónica a lo largo del día.

Después del concierto nos fuimos Supervago, iko y yo a El Rincón y nos pimplamos tres botellas de vino blanco una tras otra (con un torno) mientras comentábamos en qué punto te empieza a dar vergüenza seguir pidiendo alcohol en un bar. Como yo me había alcoholizado la noche anterior y tengo efecto rebote (se me sube enseguida y a poquito que beba) pues me sentó fatal. Así que para cuando llegaron Ruti, Patri, A. y R. ya estaba como una cuba.

Terminaron echándonos del local porque se hacía la hora de cerrar y yo decidí -en un momento de lucidez- que era hora de retirarme. Y es que el domingo había quedado con mi hermana, mi cuñado y la beba para comer. Fue bastante fastuoso que me pusieran un taxi para ir a comer con ellos, la verdad. Yo me sentía un poco como en Cambio Radical. Y también es muy fuerte que lo que no hace mi empresa para el trabajo, lo haga la empresa de mi cuñado para el ocio. Comimos en el Public, que es un sitio que está muy bien, sobre todo en precio. La verdad es que comimos fenomenal. Y luego, nos fuimos a mi casa, a que la vieran y tomasen un café allí con nosotros. Bueno, a eso y a que la beba estrenase mi cama en cuanto al cambio de pañal se refiere.

Que por cierto, cómo está mi sobrinita. Ya se ríe y hace cosas, además de ser una monada. Pero lo mejor de toda la tarde fue cuando se fueron, que Ann O'nadada se dio la vuelta y me dijo todo serio: "¿Cuándo vino tu hermana de Alemania, dices?". Es que en nuestra familia hay que vernos ser altos, blanquitos y -en su caso, que no en el mío desgraciadamente- pelirrojos.
[Mood: Voy a decirlo... ¡¡¡Dilo!!! Un poco salidorro]
[My iPod says: Todo lo de Mika otra vez. Es guapo, pero es tan divorra, que se te baja todo]

viernes, abril 13, 2007

Esto parece Whitechapel

Ayer tuve un día de horror. Pero de horror así, con todas las letras. H-O-R-R-O-R. Llego al trabajo, y un par de horas después, empieza el cachondeíto: una presentación en Santiago Bernabéu. Me cojo el metro y ¡zas! cuando me quiero dar cuenta estoy en Lago. ¿Cómo he llegado hasta allí? Muchos pensarán que me quedé dormido, me teletransporté o whatever, pero no. ¡¡¡Me confundí de sentido!!! Vaya tela. Y me di cuenta cuando ya estábamos en Lago, que también tiene lo suyo.

Al final llegué, estuve allí un ratito y vuelta para la redacción, descarga los dos kilos de papel que te han plantado y vete corriendo a otra, a ver a un montón de gente maquillada hasta las trancas (había algunos -chicos- que llevaban suficiente maquillaje en la cara como para restaurar la Capilla Sixtina de una vez). Resulta que me bebo una copa de vino que me dan y, como no me pasan nada de papear, me medio empedo allí mismo.

Inevitablemente, llega la hora de volver a la oficina y ponerse a trabajar, aunque sea borracho perdido. Eso sí, primero toca comer. Me bajo al comedor, me caliento mis macarrones y de repente empiezo a escuchar unas voces increíbles, en plan: "¡aparta zorra, que estás loca, que me sueltes desequilibrada!". Y así un rato. Mis compañeros y yo subimos y terminamos asomándonos a la puerta ante los gritos salvajes de la gente que estaba en el descansillo, y vemos a una tía agarrando a un tío por la camiseta y la madre del tío desesperada dando vueltas alrededor en plan "que ya te había dicho que estaba loca y te la iba a buscar, que no me haces caso". Vemos que se vuelven a enzarzar a golpes y bofetones e intentamos separarlos mientras la portera llama a la policía. Conseguimos que se tranquilicen un poco en lo que llegan las fuerzas de seguridad y no sabemos a quién darle la razón, porque en el fondo no hemos visto cómo ha empezado nada. Eso sí, con las hostias que se estaban dando, se podían haber matado. Y lo que es peor: si el chico y la chica enzarzados estaban fatal de lo suyo, la madre estaba aun peor, completamente desequilibrada. Y la verdad es que el hijo también, es lo que tiene rondar la treintena y no tener ni intención de abandonar el nido de tus padres.
[Mood: Acabo de entrevistar a un modelo que casi le pongo un piso en la Gran Vía. ¡Qué bueno estaba!]
[My iPod says: Amy Winehouse - Rehab (qué disco tan COJONUDO, por cierto, y eso que al principio no me entraba)]

jueves, abril 12, 2007

Setenta y seis megabytes

Setenta y seis megabytes. Ni uno más ni uno menos. El mundo del correo electrónico es apasionante, y la verdad es que, copieteando un poco la entrada de Dwalks de ayer, con la que me reí hasta decir para, basta y stop it, voy a contar algo que me ha pasado hoy con el correo electrónico y un británico que a poco hace que me reviente el buzón.

Para mi trabajo necesitamos trabajar con imágenes de gran tamaño. De 300 puntos por pulgada, para que os hagáis una idea. No es que con esa densidad de puntos se conviertan en gigantescas, pero dependiendo del tamaño, la cosa puede estar entre el mega y los 25 megas. Para un reportaje que estoy haciendo le pedí a un tío unas imágenes de alta calidad, porque las que me había mandado no estaban especialmente bien.

Pues hoy llego al trabajo y me encuentro una cola de descarga de cuatro mensajes y 76 megabytes. Evidentemente, el buzón estaba a puntito de reventar y no he recibido ni un solo mail más, así que vete tú a saber qué contestaciones importantes podría haber perdido hoy. Qué mal rollo.

Pero lo peor viene cuando abro las imágenes y me doy cuenta de que el tío tonto me ha enviado exactamente las mismas fotos abiertas en Photoshop y modificadas para tener 300 dpi en lugar de 72. Para que os hagáis una idea, esto es como quien tiene hambre y se rasca el c*oño: no me sirve de nada. Las fotos van a quedar igual de mal cuando se impriman y encima casi hace que se tambalee la (ya de por sí) maltrecha red de mi oficina. Pero es que además, eso lo podría haber hecho yo directamente, sin necesidad de dar el coñazo a nadie.

Y encima, siempre hay algo que es peor. ¿Pues no va y me dice uno de los integrantes de la oficina algo así como "A ver, es normal, hay mucha gente que no sabe de tamaños... Yo hasta hace poco no sabía nada sobre tamaños tampoco"? Vaya tela. Pues si no sabes, preguntas. Y si tienes la obligación de lidiar con un ordenador, pon interés leches.

Calcadita a la de Dwalks. Pero la suya es más divertida.
[Mood: No os podéis ni imaginar el día que tengo. Me están metiendo una caña que no sé ni por dónde me viene]
[My iPod says: Vive la fête - Vive les remixes]

miércoles, abril 11, 2007

¡¡¡Al ladrón, al ladrón!!!

Muchos días me levanto con el pie izquierdo, y hoy se puede hacer poco por arreglarlo. Ayer, después de ponernos cerdos a cosas ricas que hicimos con la Thermomix Pepi (flan de huevo, mahonesa, bizcocho, arroz...) nos quedamos todos viendo el capítulo ese infernal de Hormigas Blancas. Hay que ver qué raro soy, que yo no soy en absoluto de programas de corazón, pero Anita Obregón me tenía enganchadísimo. Claro, que viva por ellos el minuto de oro que marcarían con Los Serrano a nuestra costa, porque dijeron que empezaba a las 23.45 pero en realidad allí no salió ni una imagen hasta las 0.30. En fin, que me encantan los delirios de grandeza de esta señora, con ese "porque sin mí, ni Alessadro Lecquio existiría, ni Mar Flores existiría, ni Cayetano tampoco". Claro cariño, es que tú eres más importante que la Casa de Alba. Y que Dios. Incluso más allá... de las costas.

Total, que qué tarde se nos hizo. Vaya tela, eran las tantas. Y nada, me fui a la cama en cuanto acabó. Sin embargo lo malo ha venido esta mañana, cuando me he dado cuenta de que me había quedado completamente sobado y que ya iba una hora tarde. Así que una ducha rápida, vestimenta, y al cole lo antes posible.

Sin embargo, en el metro, he estado a punto de golpear a una señora, pero en los morros y con el puño. Lo que pasa es que me parecía un poco maleducado, pero la tipa se lo merecía entre un 99,9% y un 99,9 periódico %. Resulta que a una de ellas la habían robado o la habían intentado robar hacía cuatro minutos, no sé, no me he enterado porque iba con la música y medio sopa. Y estaban ahí rajando, soltando algunas verdades y algunas barbaridades. ¿Cuándo aprenderá la gente que no tiene nada que ver la vestimenta con si se es un ladrón o no? ¿No iba Mario Conde impecablemente (más o menos, entiéndase) vestido? Pues bien que se llevó las panojas... Total, que llega mi parada, y me dispongo a salir. Toco a la señora en el brazo, pido perdón y ella sigue ahí plantada, delante de la puerta con todo su coño centroeuropeo, sin ningún tipo de interés por moverse o dejarme pasar. Como si no fuera con ella.

Repito la operación aplicando un poco más de presión en el hombro, pero ella pasa de moverse. Sigue hablando con la otra como si ni me oyera, y al final hace un amago de moverse dejando el espacio justo para que pase cualquier persona. Cualquier persona que pese menos de 10 kilos, claro. Total, que visto lo visto, me pongo bruto, y la empujo un poco para salir. Mala suerte: mi cable de los auriculares se engancha en su bolso y me lo llevo conmigo. La señora empieza a decir en alto ¡mi bolso, mi bolso! como si yo pretendiese robárselo. Y ya claro, he tenido que pedirle que parase de tirar del bolso, porque ha estado a punto de arrancarme los auriculares. Nos hemos desenganchado y lo peor es que hasta he tenido que pedir perdón. Todo porque no e ha salido del coño moverse cinco centímetros a la derecha.

Vaya hija de puta internacional.

[Mood: Muy enfadado, la verdad...]
[My iPod says: Freak Show - Mcnamara]

martes, abril 10, 2007

Videoarte no es una opción sexual

Hoy me he levantado con un dolor de cabeza de esos infernales que te quieres morir. Hecho una pena vamos. Ese típico dolor que sabes que está ahí pero que sólo notas cuando mueves la cabeza hacia cualquier lado, que ves las estrellas en varios colores. Es ese típico pinchazo en mitad de la perola que además te coge el ojo y te hace cagarte en tus muertos. Pero lo peor es que, cuando me he levantado, de repente he visto a mi compañero de piso acercarse hasta mí y decirme con una cara de felicidad pasmosa:
- ¿A que no sabes quién ha decidido ponerse malo hoy?

Qué hijo de puta.

Evidentemente se ha puesto malo de mentira, el muy bellaco. Yo no puedo ponerme malo porque cierro el número en seis días y todavía lo llevo de puto culo. Tengo cosas sin terminar y todo, a estas alturas. Así que, pese a mis ganas de quedarme en casa hoy, dormir un poco más e intentar quitarme esta migraña imposible a base de pastillas, me he venido a sentarme delante de un ordenador, que por lo visto va fenomenal.

La verdad es que no habrá sido por ganas de quedarme en casa. Además de no apetecerme ni una poquita ponerme a trabajar, nuestra casa se ha convertido por fin en el palacio de la tecnología que debía ser. A todos mis gadgets imposibles / inservibles, tenemos que añadir dos nuevas adquisiciones:
1) El router. ¡¡¡Sí!!! Por fin somos una casa del siglo XXI. Y es que a pesar de que mi amiga Patri diga que Internet tendría que estar "en el aire", en nuestra casa teníamos serias dificultades para conectarnos a una red abierta que había por ahí. Nos conectábamos pero se cortaba, se medio estropeaba, se hacía la tonta... Lo bueno es que un día nos dimos cuenta de que estos tipos no sólo tenían abierta su red, es que además sus ordenadores eran un libro abierto. Qué confiada es la gente. Pese a todo, les damos las gracias desde aquí por cedernos su conexión durante estos dos meses.

Instalar el router supuso un trastorno para mi ya de por sí delicado estado de salud. Yo siempre he sido de la opinión de que estas cosas debería poder instalarlas hasta mi madre, pero nadie debe coincidir conmigo. Bueno, en realidad mi madre seguro que sabe instalarlas, pero me refiero a una madre normal, más bien. Total, que yo seguí todos los pasos desde el CD de Jazztel (por Dior, ¿quién sigue incluyendo CD's para hacer instalaciones?) y pese a que todo funcionaba, al final, al poner la clave WEP según el manual de instrucciones, lo único que funcionaba era mi mac.

Yo no quería llamar a Atención al Cliente porque estas cosas hieren mi orgullo, pero ante la insistencia de estos dos tuve que hacerlo. Y menos mal, porque el teleoperador me sugirió poco menos que tirase el manual de instrucciones a tomar por culo y que entrase en el servidor del router para configurarlo. Todavía nos costó un poco porque los PC funcionan mal, lo hacen mal, el nombre, pero al final triunfamos triunfé, porque estos se tocaron la pepitilla a dos manos.

2) El otro elemento electrónico que ha llegado a casa es la Thermomix la Pepi. Esto era un regalo de la madre de Ann, y la verdad es que me parece un aparato fastuoso. Vamos a poder comer un montón de cosas ricas sin necesidad de matarnos en la cocina... Ayer por ejemplo, nos hicimos una sopa de pescado riquísima, y así va a ser todos los días. Por fin somos una casa del siglo XXI.

  • Actualización: Malditos cerdos cabrones... Acabo de hablar con ellos y se han puesto malos (de mentira) los dos. No hay derecho.
[Mood: Creo que le voy a echar un poco de cuento, a ver si me voy para casa]
[My iPod says: Dntel - Umbrella]

lunes, abril 09, 2007

Yo aquí no estoy a gusto, Patricia

Este fin de semana, como viene siendo habitual cuando juntamos más de un par de días juntos de vacaciones, nos hemos ido de ruralada, que tiene bastante arte. Mira que a mí me sienta mal el campo, que no me gusta y que lo paso fatal, pero es que algunas de las cosas que hacemos mientras estamos en un pueblo perdido me resultan indispensables. Por este orden, lo que más me gusta del medio rural es:
  • las barbacoas.
  • dormir todos juntos, por parejas o como decidamos. Recuerdo que una de las veces estuvimos durmiendo Supervago, Piscu, iko y yo en la misma cama y fue divertidísimo.
  • jugar a un montón de juegos que están fenomenal, como el Craining, Democracia, Emoción, Blackbox (estos últimos los hemos prohibido), Mafia, El Lobo, los dados, Borracha de poder, Party Gramola, Culo, Chúpate dos infernal etc. Al SingStar también jugamos normalmente, pero esta vez hemos tenido problemas con la tecnología rural y no ha podido ser.
  • beber desde las cuatro de la tarde, que es fastuoso, mola un montón y en los pueblos la gente no te mira raro.
  • los precios.
La cosa empezó el jueves por la mañana. Los chicos vinieron a buscarnos y nos fuimos todos camino de Castilla La Mancha, que es una comunidad autónoma que mola un montón porque puedes decir este viento solano me vuelve loco, qué bonita es la estepa y jugar a recordar sus provincias, que siempre te olvidas alguna o se la pones de más... y mira que no son tantas. A pesar de todo, este último juego mola más con Castilla y León... O con el País Vasco si estás jugando al Trivial con Piscu (su respuesta fue antológica ¿Cuántas provincias tiene el País Vasco? Pues dos: Álava y San Sebastián, ¿no?) Ann O'Nadada y yo íbamos en el coche escuchando canciones de Rent y cantando a pulmón lleno, cuando me di cuenta de que parecíamos un matrimonio de mediana edad. Cosas como quítate la chaqueta, que luego tienes calor y similares, nos lo confirmaron desde el primer momento.

Llegamos al pueblecillo después de hacer compra a un precio irrisorio y nos dedicamos ya a lo nuestro: iniciar nuestra orgía de comida, bebida y tabaco con un par. Del jueves recuerdo poco porque me pillé un pedal bastante mono, pero sí me acuerdo de cómo somos cuando vamos al campo. Mucho qué bonito es lo rural pero resulta que todos nos habíamos llevado el iPod y las Nintendo DS, con lo cual la mesa era un desfás de tecnología por toda la tela. El viernes sucedieron los grandes descubrimientos del fin de semana: una paella estupenda y dos juegos, Mafia y Lobo. Hay que ver qué fácilmente nos divertimos con cualquier cosita.

Lo más divertido sucedió el sábado, con nuestra barbacoa urbana. Resulta que nos salimos todos súper puestos a la calle con nuestros trenches, nuestros abrigos de moderno y nuestras gafas de sol trendy tredy trendy a hacer barbacoa... con tan mala suerte que se pone a granizar y nos toca entrar corriendo, sacar las sartenes y cocinar la barbacoa en casa. Hay que ver.

Por la noche jugamos a Party Gramola, que es un juego fantástico y mola un montón, a pesar de que esté súper desaprovechado. Jugábamos Heteros conta Gáyers, a pesar de que sabemos que es una cosa que está súper demodé. ¿El resultado? Empate a uno. Después hubo intentos de empezar la cacareada partida de Culo a 100 (100 partidas de Culo) pero estábamos medio pedos y muy cansados, así que decidimos dejarlo para otro finde.

¿Lo peor de la Semana Santa? Pues ni el atasco ni nada. Lo peor de la Semana Santa es que dure cuatro días por un lado y, por otro, la agonía del domingo. ¿Por qué no erradicamos los domingos, si son el peor día de la semana?
[Mood: Jó, qué malito estoy de lo mío]
[My iPod says: la discografía de Los Piratas en suflé]

miércoles, abril 04, 2007

Holy week Easter

Esta Semana Santa (o al menos su parte laborable) se está convirtiendo en un verdadero infierno barroco©. De verdad, I swear. Con media oficina de vacaciones y un número por terminar, lo de Puerto Hurraco va a ser NADA comparado con lo que va a suceder aquí, donde todo el mundo está estresadísimo.

Yo, sin embargo, me estreso por cosas más mundanas, como tener que decir no a un viaje gratuito a Lisboa porque mi querido A. se marcha al vertedero Sao Paulo a ver a su familia. ¿Para qué? me pregunto yo. ¿Tu familia te da amor como yo? ¿Te hace regalos? ¿Te manda mensajes constantemente? Pues no, nada de eso. El que se gasta las panojas soy yo y mira cómo me lo paga. Hay que ver. Bueno, en realidad, creo que el se gasta más panojas que yo, todo sea dicho.

La cosa es que al final tendré que esperar un par de semanas y, lo que es peor, irme en autobús porque no me da el dinero para otra cosa. Hay que ver, con lo barato que me podía haber salido el viajecito finalmente. Eso sí, yo en Madrid no me quedo porque no, así que me voy al pueblo de Ruti, que nos invita a su casa del pueblo a unas barbacoas, unas paellas y unas cosas. Todo de pasar los fines de semana en el campo últimamente, disfrazado de moderno entre lápidas.

En otro orden de cosas, acabo de quedarme con uno de los macs de mi empresa, por fin. Yo antes usaba una cosa con Windows aquí y ahora me han pasado a un mac, así que mi cerebro ha vuelto a recuperar su tamaño normal, y la hipertrofia por tener que saber todos los comandos de teclado duplicados ha desaparecido. La verdad es que estoy encantado, y por lo menos ya no me dejo los ojos en una pantalla que tenía una resolución de ¡¡¡ATIENDE!!! 800X600. A quien le digas que con eso de vez en cuando tenía que ver material gráfico, se mea.

El caso es que -a lo que íbamos- he arrancado por fin el Last.fm, que lo tenía súper olvidado. Y como aun no tengo mucha música porque me acaban de cambiar -bueno, en realidad no tengo nada- me he puesto la radio de recomendaciones. Dior mío, vaya telaza. ¡¡¡Si es todo bakalao!!! ¿De verdad tengo esa pinta? No entiendo nada.

A todo esto, desde el programa de Hormigas Blancas de ayer me he vuelto fans de Ana García Obregón. Qué arte de señora.
[Mood: ¿De verdad? ¿Ya ha pasado otro mes? ¿Tengo que volver a ingresar el alquiler? They call it bankrupt]
[My iPod says: Sr. Chinarro - The figurehead]

lunes, abril 02, 2007

Lo que nos gusta un drama

Este fin de semana ha sido un poco desfase, la verdad. El viernes no pude disfrutar de las mieles del éxito en mi aventura televisiva, porque pasadas las nueve de la noche y tras mucho discutir, salimos en plan caravana de mujeres Piscu, Flars, Ann y yo en dirección a la Sierra, para pasar el fin de semana. La verdad es que era un plan genial y baratérrimo (eso al menos sobre el papel) y la verdad es que lo pasemos fenomenal. Empezamos la noche cenando fajitas para después trasladarnos a la salita a jugar al Singstar a berrido pelado. Cómo mola estar en una casa en mitad del campo completamente solo, porque así puedes berrear lo que quieras y un poquito más hasta desgañitarte sin que nadie te llame la atención. Yo descubrí que parece que estoy empezando a aprender a cantar (y entonar) y al final conseguí bastantes puntos. Flars terminó quedándose dormido de pie, como los caballos, y nosotros tres nos quedamos jugando al Trivial (y haciendo que Claudio ganase por medio de todo tipo de trampas y artimañas) y rajando en plan fiesta de pijamas hasta casi las 9 de la mañana. Nos habíamos bebido una botella entera de ron entre Claudio y yo, con lo que yo tenía un pedo considerabilísimo. Me tuve que subir hasta una bolsa del Carrefour a la habitación, por si acaso.

El sábado la resaca era monumental, y cuando me desperté en plan Bella Durmiente, Flat había hecho la comida. Era el que estaba más fresco porque había dormido como doscientas horas, así que no se podía quejar. Después de comer se les puso entre ceja y ceja bajar al pueblo. Hicimos algo de compra y fuimos a dar un pequeño paseo por el cementerio y la plaza, para terminar tomando unas cañas en un bar de esos que están recubiertos por una capa de grasa de espesor indefinido. Yo iba disfrazado de urbanita total (pitillos, Converses, trench y Ray-Ban Aviator) y claro, estos se reían de mí. Tenía una pinta intermedia entre una marica moderna de lo peor y un gilipollas de esos que sube a la Sierra una vez al año y dice que le encanta el campo. Reconozco que igual soy un poco lo primero, pero lo segundo no. De hecho, no sé cómo se me convence para ir al campo si -en general- lo odio a muerte. Volvimos para casa y recibimos a La Lesbiana, que llegó para cenar. Ya habíamos preparado una batería de preguntas interesantísimas para lesbianas que todo hombre marica debe saber, así que, después de comer un montón de crêpes como cena, salimos al jardín a helarnos de frío con las copas y estuvimos hablando y partiéndonos a todo volumen. Cuando se nos hubieron congelado hasta los higadillos, volvimos a entrar y estuvimos jugando al Blackbox, otro de nuestros juegos rompeamistades con los que tanto disfrutamos.

Nos fuimos a la cama sensiblemente antes, sobre todo porque estábamos derrotados y nuestros hígados necesitaban un respiro. A la mañana siguiente, la casa era un despropósito de suciedad que nos tocó limpiar a Ann y a mí mientras Claudio bajaba a por pan y el resto dormían como benditos. Hay que ver. Yo inmediatamente me cogí el coche de Ann y me fui, que ya había tenido bastante campo por un finde. En realidad, iba a comer a casa de mis padres, donde también llegó mi hermana con la beba y me dejó darle el biberón. Fue fantástico porque apenas llora ni nada y come muy bien.

De vuelta a casa, mientras Ann se tiraba a un tío en su cuarto, yo me lloraba La lista de Schindler entera. Hay que ver lo que me gusta un drama. Cuando Ann terminó fue la bomba, porque el tío resultó tener mucha tela. Hay que ver qué peligro tiene el Groar.
[Mood: Estoy hecho polvo. Menos mal que llega la Semana Santa...]
[My iPod says: Blondie - Atomic (ensayando para el Singstar)]